domingo, 13 de noviembre de 2016

La Biblioteca Nacional libanesa

Habíamos oído algo sobre una exposición de libros antiguos en la Biblioteca Nacional libanesa...

Primera sorpresa, ni idea de que existía tal institución en este país. 

De modo que nos pusimos a buscar dónde estaba y, hala, segunda sorpresa, resulta que hemos pasado millones de veces por delante sin darnos cuenta de que estaba ahí, a mitad de camino entre Hamra y el centro de Beirut (aún me cuesta trabajo decir eso de Downtown, como si Beirut fuese una localidad del Condado de Pickaway o similar, por poner un ejemplo...). 

Así que esta mañana nos hemos plantado allí para ver la exposición y de paso cotillear el edificio, claro.

Resulta que habíamos entendido mal. No había ninguna exposición de libros antiguos, sino de cómo unos artistas han resuelto el encargo, de la propia Biblioteca, de dar utilidad a una tirada de libros sobre fondos de prensa de los siglos XIX-XX que tenían unas erratas ya no subsanables y por lo tanto, no eran aptos para la venta. De eso iba la exposición: la Biblioteca ha entregado la tirada de libros no vendibles a cincuenta y cinco artistas para que cada uno/a hiciese algo con ellos y convertirlos así en obras de arte. El título es Bitasarrof y con ella se pretende conseguir fondos para seguir ayudando a la restauración de la Biblioteca.

Hay quien ha hecho preciosidades, hay quien ha salido del paso cómo ha podido y hay quien se ha limitado a emborronar una página y dejarlo ahí... Pero esta entrada no va de eso. Además, la exposición va a terminar el día 20 de este mes y volverán a cerrar el edificio.


Merece la pena infinitamente más la Biblioteca, que aún no está funcionando como tal porque el edificio lleva sufriendo un proceso de restauración que dura ya casi once años. Pero esperan que en uno o dos esté ya listo...

La Biblioteca está situada en la calle Spears, justo enfrente del Jardín de Sanayeh (léase Sanaya) y forma parte del conjunto arquitectónico otomano -de principios del siglo XX- Hamidi Sanayeh Office of Trade (o sea, las oficinas Sanayeh de comercio, edificadas bajo el mandato del Sultán Abdul Hamid), dedicado a almacén y cuestiones comerciales, aunque también he encontrado por ahí que fue una escuela de Bellas Artes. Una ayuda qatarí de 25 millones de dólares en 2005 ha ayudado a ponerla de nuevo en marcha, además de un convenio con la UE, aunque el destino justo anterior del edificio fue ser Facultad de Derecho (de hecho, es lo que sale en Google Maps), en cuyo atrio han situado la sala de lectura, luminosa y muy bien equipada. 




Antes de la guerra de 1975, la Biblioteca Nacional libanesa poseía unos 200.000 libros y manuscritos, que fueron destruidos en su mayoría durante la misma. También se siguen restaurando en la actualidad y ésa es una de las razones por las que aún tardará en abrirse al público.



Los jardines que la rodean son muy agradables, aunque los arbolillos van a tardar en dar sombra, y eso, en el verano beirutí, hace mucha falta. Incluso hay una fuente de mármol estilo otomano


La sorpresa final ha sido encontrar en la exposición una imagen del periódico Le Jour del 1 de enero 1937 abriendo con una noticia sobre la Guerra Civil española mencionando la posible muerte de Pasionaria en el cerco a Madrid y las amenazas alemanas al gobierno vasco:



Para saber más:

Web de la Biblioteca Nacional libanesa.

Beirut Report, un blog interesante.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Melisa siria

Desde hace unos días estamos algo jodidxs por un virus libanés que nos ha agarrado bien la garganta y los bronquios. Esto, unido a la contaminación atroz del aire (lleva sin llover ni sabe y no parece que esto vaya a cambiar, por ejemplo hoy estamos a 25 gradetes y soleado...) nos hace parecer trolls moqueantes todo el rato.

He llegado a quedarme sin voz y las toses que me dan a veces llevan a la gente a volver la cabeza para ver si me voy a ahogar en ese mismo momento.

Mi barrio está lleno de familias sirias, que viven en los edificios en construcción donde trabajan los hombres y ya, después de un año de andar pasando por ahí, intercambiamos saludos y sonrisas. Así me pilló uno de esos golpes de tos horrorosos.

La reacción de una de las mujeres, jovencísima y embarazada, fue inmediata: me pidió que esperase un momento, tiró para dentro de su cuchitril -la entrada cubierta con mantas- y salió con un ramillete de hierbas secas que olía muy bien.

Mientras me lo ofrecía sonriendo, me dijo que era مليس السوري (melisa siria) y con gestos me indicó que ayudaba con la tos, si la tomaba con miel عسل. Esto lo pillé porque ya voy sabiendo algunas palabras de la vida cotidiana en árabe levantino y miel es una de ellas.

Me quedé de piedra, esta gente apenas tiene para sobrevivir con las cuatro perras que les pagan, son lo más desgraciado de entre los desgraciados: sin derechos civiles, ni salarios decentes, ni viviendas dignas ni nada parecido. Tanto es el odio que generan, que hasta han tenido que abrir un turno especial en las escuelas públicas para que los niños refugiados dejen de recibir las palizas o el acoso que venían sufriendo al estudiar con la población libanesa.

Pero ahí estaba ella, con su barrigón y sus ropas de colores chillones, con el ramito de melisa siria en la mano, recalcando varias veces que era de Siria de verdad, marchamo de calidad y su sonrisa estupenda mientras me la ofrecía.

Así que cogí el ramito, le di las gracias sonriendo también y al llegar a casa me hice la infusión con miel, tal como ella me dijo que hiciera.

Y me sentí muy bien.




domingo, 6 de noviembre de 2016

El Museo de los Recuerdos de Palestina

Ayer tuve noticia de la detención ilegal y salvaje de mi amigo Salah Khawaja en su casa de Ramallah. Salah es un activista pacífico del BDS y cuando le conocí en Beirut el año pasado, me pareció un gran tipo. Entre otras cosas, nos contó que se temía lo que finalmente ha sucedido.

Por eso le dedico esta entrada sobre un pequeño museo que apenas recibe visitas, pero que guarda Historia Viva entre sus paredes.

Se trata del Museo de los Recuerdos de Palestina, situado en una de las callejuelas del campamento de Chatila (hoy barrio beirutí) al que es necesario llegar acompañado por su fundador, porque no hay muchas indicaciones que permitan encontrarlo facilmente. Digamos que el urbanismo de Chatila, lo mismo que el de Sabra o el de Burj al Barajneh, no forma parte del modelo reticular planificado...

Fue creado por iniciativa del doctor Muhammad al Khatib (léase jatíb, que la kh en la transcripción fonética del árabe al inglés representa el sonido jota, ausente en el idioma anglosajón pero presente en el árabe y en castellano) en el año 2004, con piezas que voluntariamente fueron entregando las familias del entorno, cómo medio de dar a conocer esos objetos de la vida cotidiana que usaban antes de 1948.


Esta pintada es único cartel visible que permite identificar que se ha llegado al Museo. Repárese también en los laberintos de cables eléctricos que suelen matar a la gente cuando llueve y caen sobre la calle.


La puerta metálica que da acceso al Museo, mathab, متحف, en el que también se puede acudir a jugar al ajedrez, escuchar música o tomar un café con la gente del vecindario. Digamos que actúa de centro social y la gente aprecia al Dr. al Khatib de veras, como lo demuestran la cantidad de veces que es saludado con el apelativo de Hakim (sabio, doctor).


Sorprende ver cómo muchos de los objetos los podríamos encontrar en cualquier casa de campo extremeña, cántabra o maña: los serruchos para cortar madera, las tijeras de esquilar ovejas, las balanzas romanas, las herraduras de caballo o los cucharones con agujeros para las aceitunas.


En otros casos son piezas propias de las tradiciones de la zona, como los molinos de café, enormes, de madera y que con su golpeteo se hacen ritmos musicales.

En cambio, esta es la pieza más terrible de todo el museo: una de las hachas que se utilizaron en el año 1982 para perpetrar la masacre de Sabra y Chatila. Con ella, cortaron piernas, brazos y cabezas de los habitantes del campo.


Hay bordados hechos por manos primorosas con textos reivindicativos del derecho al retorno y a la educación. Algunos tienen más de cincuenta años...




Y las llaves de las casas que se vieron obligadas a abandonar las familias expulsadas de su Palestina natal:


Incluso hay objetos que NO son lo que parecen, como éste de abajo. No es un odre para líquidos, sino una batidora para hacer mantequilla: se rellenaba de leche recién ordeñada y se movía enérgicamente agarrándolo por los bracillos esos tan graciosos que tiene. Así hasta conseguir el producto final.


Para volver a la avenida principal se pasa por este depósito de agua, en el que la llave inmensa le recuerda a todo el mundo el objetivo que nos une: el retorno a la tierra robada.


Que viva la lucha del pueblo palestino.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Los mamelucos en Trípoli

Para una madrileña, la palabra mameluco tiene unas connotaciones negativas aprendidas desde el momento en que se ve y se comprende lo que Francisco de Goya y Lucientes muestra en su cuadro La carga de los mamelucos:


Pero resulta que una viene a esta parte del mundo y aprende que los Mamelucos o Mamluks eran unos señores cultísimos y muy espabilados que hicieron unas cosas estupendas, al menos por aquí, durante la época del sultanato mameluco de Egipto, entre los años 1250 y 1517. He encontrado este mapa, que es precioso, si se abre al máximo se pueden ver nombres de lugares que ni imaginamos que han existido, como el Reino de Makuria o el Despotado de Epiro, del que a pesar de todo, nunca había oído hablar...



Mapa del Sultanato mameluco de Egipto

Sus logros se aprecian especialmente en lugares como la ciudad de Trípoli, al norte del Líbano, muy cerca ya de la frontera siria. También en Damasco hay algunas obras suyas.

Tripoli al Sham (es decir, la Trípoli oriental, en oposición a la Trípoli al Gharb -Tripoli occidental-  o de Libia, no confundir) es una ciudad situada al borde del mar Mediterráneo, en un enclave precioso. A lo largo de su historia, que se remonta a más de tres mil años de antigüedad, Tripoli ha vivido varias  etapas destacadas:
  • El establecimiento de la ciudad fenicia, en torno al 1500 a.C. por los habitantes de Sidón (Saida), Tiro (Sour) y Arados (Arwad), en el tramo costero donde hoy se asienta el barrio de Mina.
  • La etapa fatimí.
  • El condado cruzado de Trípoli.
  • La construcción de la ciudad mameluca por orden del sultán Qalawun, quién la liberó de los cruzados en el año 688 Hejira (H) / CE 1289 de la era cristiana. Pongo esto así porque es cómo lo cuentan aquí, exactamente el mismo concepto con el que se explica la Conquista de Granada... Los jefes militares de Qalawun le aconsejaron que destruyera la antigua ciudad costera para no volver a ser blanco de los ataques de los cruzados y éste construyó la nueva ciudad un territorio más al interior, a unos dos kilómetros de la costa, alrededor del antiguo castillo cruzado. Desde entonces, la historia de la arquitectura mameluco en Trípoli comenzó a desarrollarse.
Antes que los cruzados, los fatimíes levantaron varios edificios en la misma zona. Construyeron una pequeña mezquita (la de Mashad) dentro del fuerte de Soufian, que los cruzados no demolieron cuando construyeron su fortaleza de San Gil. Los fatimíes también construyeron un Khan (el de Kisaria) en el lado oriental del río Trípoli. Los cruzados lo convirtieron en un palacio conocido como el Palacio del Príncipe. Pero apenas quedan restos de los monumentos fatimíes, de hecho, cuando los mamelucos comenzaron a construir la ciudad nueva, usaron restos de los viejos edificios costeros demolidos por los cruzados. Se trata de sillares de piedra arenisca, muy común en la zona, que están sufriendo un grave deterioro por efecto de la humedad y de la contaminación.

Durante la ocupación de los cruzados, que duró 180 años (502-688 H) / (CE 1109-1289), éstos construyeron un castillo, llamado la Fortaleza de San Gil, en el mismo emplazamiento donde el dirigente Sufian Ben Mujib Azdi había construido la primera fortaleza islámica durante su bloqueo a la ciudad, en la era del jalifa Osman Ben Affan, en torno al año 25 de la Hégira / CE 646. (sí, cuando escribimos o decimos califa, está mal, deberíamos decir jalifa)


Fortaleza o Qalat de San Gil

Los cruzados también levantaron varias construcciones en el norte de la ciudad y al oeste de la  fortaleza, de modo que emergió una especie de barrio cristiano/latino alrededor de la misma. La ciudad cayó el 12 de julio de 1109, y fue saqueada por los cruzados. Se consideraron perversos los cien mil volúmenes de la Biblioteca de Dar-em-Ilm, y por tanto fueron quemados. La flota fatimí llegó ocho horas tarde. La mayoría de los habitantes fueron esclavizados y el resto se vieron privados de sus posesiones y expulsados. Trípoli pasó a convertirse en un Estado cruzado, como el resto de la costa mediterránea, que ya pertenecía a los cristianos o iba a pertenecerles en los siguientes años, con la toma de Sidón en el año 1111 y la de Tiro en el 1124. En ambas ciudades pueden verse también parte de los edificios que levantaron.

Los mamelucos reutilizaron en Trípoli elementos de granito -sobre todo columnas- de antiguas construcciones egipcias, romanas y cruzadas del entorno, para reforzar sus nuevos edificios, que pueden visitarse en la actualidad y constituyen un paseo apasionante. Algunas de esas columnas se pueden ver en la mezquita de Taynal, en la mezquita de Tahhan, en la madraza de Houjayjieh, en la gran mezquita de Mansouri, en la gran mezquita de la ciudad de Mina, en la torre de Amir, y en la madraza de Sakrakieh, además de los que andan desperdigados por toda la ciudad.


Alminar y sahan (patio) de la gran mezquita de Mansuri en la que pueden verse algunas de las columnas de granito reutilizadas.

En la visita de Trípoli no pueden faltar los tres hammams mamelucos que quedan en pie, uno de ellos en uso, que son una maravilla, el khan (léase jan) del jabón, donde puede comprarse el jabón de aceite de oliva y laurel (y muchos otros tipos) y los diferentes zocos, como el de los sastres, el de la joyería o el de los broncistas.


Hammam al Nouri, que va a ser restaurado, supuestamente pronto...


El khan al sabon, o almacén y fábrica de jabones

Aquí dicen que es la más siria de las ciudades libanesas...