viernes, 20 de octubre de 2017

Beqaa norte

El valle de la Beqaa (léase bicáa), con una longitud de norte a sur de unos 120 km y una anchura de este a oeste de unos 16 km, supone el 42% de la superficie del Líbano. Se divide en tres áreas principales, que son la Beqaa del norte, compuesta por las regiones de Baalbek y Hermel; la Beqaa Central (cuya capital es la ciudad de Zahle) se considera el centro económico del valle. También alberga el paso fronterizo oficial con Siria más importante, Masnaa, en la autopista que une Beirut y Damasco. Finalmente la Beqaa del oeste y la región Rachaya se encuentran en el extremo sur del valle, limitando ya con Palestina.

La Beqaa tiene una población de 540.000 habitantes, aproximadamente. La Beqaa del norte está poblada por una gran cantidad de clanes familiares, principalmente shía, aunque también es el hogar de algunas bolsas de creyentes sunni. La población de la Beqaa Central está compuesta por una mayoría de sunni y cristiana, mientras que la Beqaa del oeste y Rachaya tienen una población creyente más mezclada que la resto.

Hay un campamento palestino a las afueras de Baalbek. Sin embargo, la mayoría de los 8.500 palestinos refugiados de Siria viven fuera de él. La Beqaa también ha recibido a más de 10.000 retornados libaneses, que consideran que la alimentación y los servicios de salud son sus necesidades prioritarias.

La Beqaa tiene registrados a casi 400.000 refugiados sirios, muchos de los cuales viven en más de 730 asentamientos informales esparcidos por el valle. Sin embargo, hay tres puntos principales de concentración, que son las ciudades de Aarsal y Baalbek, más la Beqaa central. La interrupción del comercio con y a través de Siria ha golpeado especialmente a este valle, dejando muchas rutas comerciales muy afectadas o directamente cerradas. Hay indicios de que las relaciones, en su momento buenas, entre las comunidades de acogida y los refugiados (basadas sobre todo en lazos de parentesco) han comenzado a deteriorarse, especialmente después de los combates en torno a Aarsal, en agosto de 2014. Esta circunstancia se ha visto exacerbada por la sustitución de trabajadores libaneses por trabajadores refugiados sirios, más baratos porque les pagan un salario miserable, así como por la demanda sobre los servicios sociales básicos, ya de por si casi inexistentes.

En esta zona, la presencia estatal libanesa es nula: no hay escuelas, ni hospitales ni siquiera policia, vaya. Sólo está el ejército para contener al DAESH, que intenta colarse por la región de Arsal, ya que la Beqaa es la parte libanesa que está sufriendo los impactos de la guerra de Siria. Durante la primavera y el verano de 2014 hubo bombardeos regulares en la zona. Las ciudades de Hermel, Tfail y Aarsal (y sus alrededores) han seguido recibiendo impactos de cohetes y morteros disparados desde Siria, lo que ha provocado varias muertes y heridas de diversa gravedad, así como una sensación de inseguridad general. A principios de agosto las luchas en Aarsal y sus alrededores han provocado el desplazamiento de residentes y refugiados dentro de la misma ciudad de Aarsal y hacia otras partes de la Beqaa, incluso a la vertiente oeste de la cordillera del Líbano, en la franja costera. Estas luchas han causado graves daños a los campamentos, las viviendas, las tiendas, los almacenes y otras instalaciones, así como muertes de civiles. Las ONGs no pueden acceder al área y las necesidades causadas por los combates aún no se han evaluado.



Una de las tareas del ejército libanés es intentar contener a las mafias locales de varios tipos de tráfico, como el narco, el de personas, el de armas, el de coches de lujo y otros más. La actividad del ejército está sometida a decisiones políticas, que a veces no coinciden en sus objetivos. Asi que unos por otros, la casa sin barrer...

Ambos colectivos de refugiados (sirios natales y palestinos) están abandonados a su suerte. Debido a la ausencia de regulación de la vida civil y de servicios públicos, muchos han aprovechado para montar negocios, algunos limpios y otros terriblemente sucios, como prostitución infantil, de la que se convierten ellos mismos en clientes y a la que proporcionan niños. Es barato, muy barato conseguir peques para este menester. También han aprovechado para dedicarse al alcohol y diversiones varias, que en Siria tenían prohibidas. Digamos que, en general, les sobran las mezquitas y las iglesias.

El gobierno libanés, excepto el Partido de Dios y otros de ámbito shía, no reconoce al régimen sirio, por la invasión desde el año 1976. De modo que el gobierno sirio tampoco acepta el retorno de los refugiados hasta que el Líbano le reconozca. Y como Siria tampoco quiere que regresen, porque les considera enemigos traidores, su situación cada vez es más lamentable, en un pozo negro sin salida posible.

Un campamento cualquiera de la zona

FUENTES: Lebanese Population - Central Administration of Statistics (CAS) year 2002 dataset, Syrian Refugee Population - UNHCR, Humanitarian Intervention Data - Activity Info, Palestinian Refugee Population- UNRWA.

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