domingo, 27 de noviembre de 2011

De nuevo Aziz Samsaoui, Youssef Housseini y el Ensemble Andalusí de Tetuán con Lidia Morón, en Córdoba. 18 minutos de buena música, sin más:

viernes, 25 de noviembre de 2011

Otra situación surrealista

Hoy he tenido que soportar una cola en un establecimiento conocido por cómo explotan a las trabajadoras en distintos lugares. Una cola bastante más grande que la del otro día en Correos, además viendo cómo de las seis cajas disponibles, sólo tres estaban ocupadas por post-adolescentes que mientras cobraban a paso parsimonioso hablaban y hablaban de sus cosas, sin importar la casi cincuentena de personas que tenían esperando para pagar sus compras.

Más llamativo aún ha sido el comportamiento de esas personas que esperaban: formando una ordenada fila, sin rechistar lo más mínimo ni proferir críticas al respecto, con cara de paciencia y nadie excepto yo, se ha largado sin comprar. En el tiempo que he estado allí parada, unos 10 interminables minutos, no he visto ni un gesto de protesta, ni un comentario, nada excepto una disciplinada paciencia para pagar por sus artículos.
Muy curioso, porque el otro día el número de personas que esperaban no llegaba a 10, los que trabajaban atendiendo eran todos los de las ventanillas de la oficina y apenas se comunicaban entre sí, a no ser para cuestiones de la atención al público.

Me pregunto si esta cola en este conocido establecimiento se hubiera formado en la oficina, ¿hubiese sido la misma reacción del público? ¿Es esto lo que han conseguido los defensores de la empresa privada y su pretendida eficiencia? ¿Gente que, además de pasar por caja, acepta lo que la empresa impone sin rechistar?

Pues vamos apañaos...

domingo, 20 de noviembre de 2011

Votando, votando


Hoy he ido a votar con mi madre, que tiene bastantes dificultades para moverse, bien agarrada a mi brazo con furiosa determinación y la línea recta como único camino posible (sin importar árboles, andamios, chirimbolos, etc.), inseparable de su bolso lleno de cachivaches (pero que tiene una que transportar a modo de sherpa), con un megaparaguas tipo plaza de toros -que también tiene una que portar, de manera que la tape bien a ella. claro-, cayendo agua a manta porque las 13.30 es la mejor hora para salir a la calle de Madrid, cuyas aceras han sido niveladas por una caterva de monos borrachos (y unos charcos que pa'que...), un tramo de calle cuesta arriba llena de hojas caídas que hacen pasta resbalosa a causa del aguacero y un inquebrantable convencimiento de la necesidad de votar, no vaya a ser que ganen "los otros".

Un colegio electoral en obras, con un escalón de acceso de más de 30 cm. de alto y una rampa pindia y empapada, como apuesta a ver por dónde nos caíamos antes. Un colectivo de personas con paraguas abiertos, cerrados, llevados a modo de lanzas, parados delante de la puerta (no demasiado grande, por cierto), fuera y dentro del recinto, como si no hubiese nadie más en el mundo.

Unas porterías de fútbol, una red de balón volea y unas canastas de baloncesto en medio de un patio de colegio, cuyo suelo estaba nivelado por otra caterva de monos borrachos parientes de los anteriores.

Unas secciones electorales numeradas de la 1 a la 9, pero ordenadas en el interior del edificio por unos amigos de los parientes de los monos borrachos ( 1-4-6-5-7-8-9), de tal modo que había que pasear por todo el recinto (con el bolso, el paraguas, las papeletas preparadas ya en casa y mi madre agarrada a mi brazo con frenesí, más todos los votantes igual de despistados y de la misma opinión respecto a la hora de salir a la calle de Madrid)

¡Y lo hemos conseguido! Hemos votado cada una en nuestra mesa, cada una a lo nuestro tan contentas y hemos vuelto a casa en las mismas condiciones citadas anteriormente, salvo por un pequeño detalle: al ir a abrir el portal, ha parado de llover.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Situaciones surrealistas


Sábado por la mañana, 12.50 horas en una oficina de correos de mi barrio, situada en un antiguo almacén de bebidas que a su vez estaba instalado en el garage de una vivienda, de más de 50 años de antigüedad.

La oficina estaba llena de gente a la que atendían con los consabidos papelitos de turno. Algo más tarde de las 13.00 horas, que era la marcada en todos los avisos como hora de cierre, una persona ha ido a la única puerta que hay en la oficina, para cerrarla con llave, porque ya tocaba cerrar. A todo esto había unos 4 ó 5 trabajadores más atendiendo a todo el público que guardábamos turno.

Una persona que ya había terminado, al ir a salir, se ha encontrado con la puerta cerrada con llave. Se ha puesto a dar voces diciendo que le daba claustrofobia estar encerrada de esa manera, que no podían cerrar la oficina con llave e inmediatamente ha surgido el comentario inevitable "Cierran porque son unos vagos y no quieren seguir atendiendo" "No pueden cerrar así a la gente" "A éstos les daba yo empresa privada para que sepan lo que es trabajar"... Y otras lindezas por el estilo en las que el objetivo ha sido desprestigiar al colectivo de trabajadores de la oficina y por ende, a todos los trabajadores públicos. En este punto conviene recordar que una gran mayoría de los habitantes de esa parte del barrio son, precisamente, trabajadores publicos o familiares de los mismos.

No he podido evitar decir a mi vez que los trabajadores de correos llevan ya tiempo privatizados, que probablemente el atasco que hay en las oficinas actualmente se deba a los recortes de personal y presupuesto implantados en aras de la rentabilidad que persiguen las empresas privadas y que las deficiencias del diseño de la oficina no son responsabilidad de los trabajadores que allí estaban. La cosa se ha ido diluyendo conforme salía la gente que terminaba sus gestiones, asunto que no iba tan rápido como todo el mundo deseaba porque cada vez que eso sucedía, uno de los trabajadores tenía que ir con la llave a abrir al que terminaba. 

A ver, mal está que la oficina en cuestión carezca de un sistema moderno de entrada y salida, que se pueda controlar sin necesidad de echar llaves o cerrojos, pero me ha preocupado mucho que ante una situación en la que era evidente que no había dejación de los puestos de trabajo por parte de ninguno de los que allí atendían, se ha volcado sobre ellos mucho malestar, desprestigio e incluso rabia mal contenida. Si ése es el sentimiento, mal vamos, porque se avecinan muchos más recortes aún, muchas más desregularizaciones y privatizaciones de los servicios públicos, pero la gente no parece darse cuenta de lo que eso significa y si se sigue exigiendo la misma calidad de servicios, no a los dirigentes que los manejan, sino a los curritos al pie de obra que en modo alguno son responsables de los horarios establecidos, de los diseños de los espacios de trabajo y que además, no les pagan por trabajar a destajo, que es lo que la gente pedía a gritos..., malo, malo, malo.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Bandari, بندری

Bandari  بندری

En farsi, significa del puerto (bandar - بندر, puerto y con la terminación i, que indica el origen, como marbellí, manacorí, iraquí, andalusí, etc.) y con esta palabra se denomina entre otras cosas a la música y danzas procedentes del entorno de la ciudad de Bandar, capital de la provincia de Hormozgan -en pleno Golfo Pérsico, muy cerca del estrecho de Ormuz- en el actual Irán.

Es una música muy rítmica, que alterna partes lentas y rápidas y se usa preferentemente en celebraciones como bodas. Me recuerda mucho al jaliyi (khaligee se escribe a la anglosajona...), que también nace en esa zona, pero al sur del estrecho de Ormuz, ya en la península arábiga.

Para tocar la música bandari hace falta un conjunto que tenga los siguientes instrumentos:

  • un ney-anbān, que es un instrumento de viento hecho como un odre, normalmente con la piel entera de una cabra, parecido a las gaitas y que se toca a base soplar en condiciones... Es el instrumento del menda central de la foto y el primero que sale en el video.
  • un daf, pandero de piel con el marco de madera como la cabeza de un tambor, con sonajas anulares en el borde, muy parecido a la pandereta, pero más grande y con el sonido más grave.

  • un dombak o zarb, que es un instrumento de percusión hecho con piel de animal y madera de nogal, con una forma de copa muy característica.
  • una darbuka, pero la fetén, hecha de arcilla y piel de pescado, a ser posible de raya, claro.

Actualmente los grupos de música bandari usan también usan instrumentos procedentes de otros lugares como djembes, quintos, congas, baterías eléctricas con ritmos de 6/8, que no sé que significa, pero que debe ser bueno.

El bandari es una música muy alegre, pero mejor que andar aquí describiendo, pues pongo un vídeo del grupo Lian Music Band, que son muy buenos:


He encontrado algunos discos más:
Para más información, hasta he encontrado este texto de un viaje por la zona, en el que se describe a las mujeres de una ciudad de esa provincia, muy instructivo:
 http://diariodeviajesmerche62.blogspot.com